El heladero espera paciente en una esquina de la plaza mayor de Viveiro la llegada de clientes. Pastor Diaz desde su pedestal en el centro de la plaza lo domina todo.
La plaza se ha rebajado de altura, ya no hay carrito de helados, Pastor Diaz está arrinconado en la otra esquina de espaldas al mar y donde había árboles el Ayuntamiento a construido un edificio moderno que no pega ni con cola.











